El pollo y la carne de res son, en este orden, los modelos ganaderos de mayor consumo en este país.
En verdad, en 2018, por lo menos 6.5% del gasto corriente de una familia se destinó a la adquisición de carne, lo que le transforma en el cuarto producto o servicio mucho más consumido en este país, solo tras educación, alimentos fuera del hogar y comburente para actuaciones, según datos del Centro Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pollo como acólito o aprendiz
La carne de pollo se considera como un alimento básico en la dieta humana. Su bajo coste de producción en comparación con otras carnes provoca que sea consumida en prácticamente todo el planeta y por todas y cada una de las clases sociales.
No obstante, no tenemos la posibilidad de omitir que otro de las causas de que la carne de pollo sea sugerida para todo el mundo es pues tiene una sucesión de visibles provecho para el organismo. Específicamente, entre estos resaltan los próximos:
Diferencias entre DOP, ETG y también IGP
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Las carnes que en su etiquetado lucen el sello de DOP especificaciones concretas por la calidad y el sitio geográfico de donde proceden. De tal manera, la producción, transformación y elaboración del resultado definitivo se efectúa en exactamente la misma región geográfica.
Edad Media
En la Edad Media, se atribuía al pollo origen acuático, y así, su consumo se encontraba tolerado en temporada de cuaresma. A lo largo de ese tiempo, su presencia protagonizaba las tablas señoriales. En verdad, a lo largo del siglo X, la carne blanca como el pollo era considerada en Europa «carne de señores», y en ciertos sitios, era un tributo que la población debía rendir a los señores feudales.
A lo largo de la edad media, los banquetes que ofrecían los «señores» eran una demostración de fuerza y un alarde de poder, y en ellos jamás faltaban los pollos y las gallinas, que los chefs de la temporada guisaban de distintas formas. Las aves se presentaban en la mesa sin seccionar, y los comensales debían llevar a cabo gala de su pericia para lograr ingerirlos, cortando la carne con sus manos. Para festejar el objetivo de la temporada de recolección, se festejaban banquetes donde se comían opíparamente gallinas y capones. En los pueblos, la degustación de estas aves suponía una demostración de agradecimiento por la cosecha conseguida.