Cada día son mucho más las parejas a las que la diferencia de edad les importa poco. Ahora se conoce que a tíos jóvenes nos agradan las mujeres maduras, o quizá maduritas como ella. De ahí que el joven salió de casa de sus progenitores para proceder a vivir, mantenido evidentemente. Pero vivir gratis con esa mujer tenía de todos modos un precio, y sucede que ella solo lo deseaba para tener sexo. Sabía que un tío de su edad era posible que no pudiese contestar en condiciones a sus demandas sexuales, con lo que con un chaval mucho más joven no tendría ese inconveniente. Y de esta forma lo revela en este vídeo, ella es la que manda, en el instante en que le afirma que toca tener sexo los dos se desvisten y el zorro comienza a comerle la poronga. Entonces le afirma que es su turno para comerle el coño, algo que el chaval hace con bastante gusto. Una vez terminado el sexo oral el chaval penetra su coño de cincuenta para ofrecerle lo que ella solicita. El joven sí sabe de qué forma debe agradar a una señora.
La masturbación y el sentimiento de culpa
Los pretendidos daños de la masturbación se resumen en uno solo real: vivirla con ansiedad y sentirse culpable. Tengo un caso de observación personal realmente triste. Carlos, de veinte años, vino a consultarme por el hecho de que creía estar perdiendo memoria gracias a su práctica de masturbarse cuando menos una vez cada día. Tenía que ver con un chaval increíblemente deprimido, obsesivo, en el que la iniciativa de estar demenenciándose traspasaba los límites de una preocupación habitual y lograba aspectos patológicos. Asistió a mi solicitud con un “Diccionario de Medicina”, para empleo casero, en el que la masturbación era definida como “Vicio insano y solitario. Grave perversión que hace pérdidas de fósforo cerebral y, consecuentemente, la degeneración y la disparidad”. Tenía que ver con una edición de 1970. No aceptó mis explicaciones ni aceptó su naturaleza depresiva. Se negó a ponerse bajo régimen, repitiendo que su fuerte era irrevocable, y que el daño ahora se encontraba hecho. Tiempo después tuve conocimiento de que se había suicidado.
¿Hay una continuidad “habitual” para tan extendido quehacer? Toda vez que se realizan estudios estadísticos sobre estas cosas se llega a conclusiones afines. De media, el 95% de hombres mayores de 42 años se han masturbado por lo menos una vez en su historia. La continuidad, con variantes según las edades, fluctúa entre una y tres ocasiones a la semana, si bien puede transformarse en día tras día o mucho más. Para mujeres, el porcentaje es menor, del 60%, y asimismo frecuentemente afín (1 a 3 a la semana, logrando resultar día tras día, o mucho más).